DISEÑO Y OBRAS


Nunca olvide que el jardín debe ser un lugar bello, fresco, relajante... en una palabra armónico.


Al crear o diseñar un jardín, la meta principal consiste en proveer un espacio particular que satisfaga las necesidades y los gustos de aquellos que lo utilizarán. En muchos aspectos es lo mismo que diseñar el decorado interior de una casa: los tres factores principales son los aspectos prácticos del emplazamiento, las funciones que se propone cumplir, y el gusto personal - en otras palabras, lo que existe, lo necesario y lo deseado. Tanto el diseño de un jardín como el diseño de un interior están también influenciados por cierta cantidad de variables, tales como el tamaño, el carácter, y la época a la que pertenecen el jardín o la casa.
Sin embargo, a diferencia de una casa, un jardín no permanece estático, incluso de una semana a otra; en realidad, este elemento de cambio y sorpresa es la esencia de la jardinería. Ciertas plantas pueden resultar espectaculares en una estación y pasar inadvertidas en la siguiente. Incluso después de creado el jardín, será necesario un proceso de diseño continuo para adaptarlo y realzarlo a medida que se desarrolla.



Existe un estilo de jardín que conviene a cada personalidad; para algunos, una huerta productiva resulta una prioridad; para otros es más importante una zona para recibir invitados o un lugar aislado para relajarse.

















CONSIDERACIONES CLIMÁTICAS


Veranos frescos e inviernos templados. Mucha lluvia todo el año. Cultive plantas amantes de la humedad y el suelo ácido. Permitido el césped.

Veranos secos, inviernos suaves. Lluvias torrenciales en primavera y otoño. Cultive plantas resitentes a la sequía. Riegue de manera preferente por goteo, mantenga el suelo cubierto con una capa de acolchado, por ejemplo corteza de pino. No plante demasiado césped.

Inviernos muy fríos y veranos tórridos. Sólo llueve en la época fría, aunque en ocasiones hay tormentas de verano, a menudo con granizo. Cultive plantas resistentes al frío y la sequía. Durante el invierno, proteja las plantas delicadas de las heladas. Limite lo más posible el césped.

Inviernos muy fríos y lluviosos, a menudo cubiertos de nieve y veranos suaves o templados aunque secos. Las especies a plantar vienen determinadas por la altura sobre el nivel del mar. Es muy importante controlar la erosión con plantas que sujetan el suelo, para no perder la escasa capa de tierra cultivable.

Temperaturas muy suaves todo el año. Veranos secos y lluvias relativamente altas en invierno. Áreas locales con nieblas abundantes. Cultive plantas tropicales y subtropicales, como las utilizadas para decorar el interior de su casa. Poco césped y con especies resistentes como la grama.


SUELO

La palabra suelo deriva del latín solum, que significa piso, y se define como la capa superior de la tierra que puede ser cavada, arada, etc, es decir, la capa en la que las plantas crecen y a la que se incorporan las enmiendas y abonos. Su espesor es muy variable; puede ser de varios metros en los valles y de algunos centímetros solamente en las regiones montañosas.
El suelo desempeña un doble papel en la vida de la planta, ya que es su soporte y al mismo tiempo su despensa.
Como soporte debe ser estable, tener una buena aireación y permeabilidad.
Como despensa debe tener todos los alimentos nutritivos que la planta necesita para su desarrollo.
El suelo se ha formado por la meteorización de las rocas, minerales y la acumulación de materia orgánica.
 Independientemente de la grava o piedra, los cinco elementos principales que lo componen son: arena, arcilla, caliza, limo y humus; siendo los que más nos van a ocupar los tres primeros.
Suelos arcillosos
La arcilla se presenta bajo formas muy diferentes en el terreno, siendo el óxido de calcio el compuesto que le confiere propiedades particulares.
Un suelo podrá ser considerado como arcilloso si contiene de un 15 a un 30 % de arcilla; con cantidades superiores al 30 % el terreno es incultivable.
Los terrenos arcillosos son difíciles de trabajar tanto en invierno (verdaderos barrizales) como en verano (duros como piedras); desde el punto de vista químico son neutros o ligeramente ácidos; son frios porque retienen mucha agua en periodos húmedos y no son aptos para los cultivos tempranos; son ricos en fósforo y potasa y tienen una gran retención de elementos nutritivos, es decir, los sueltan con mucha dificultad.
Suelos arenosos
Los terrenos arenosos, al contrario que los arcillosos, son muy porosos y favorecen la circulación del agua y el calor. La reacción química es ácida o neutra; son muy cálidos y aptos para la obtención de cosechas precoces; no obstante tienen el gran inconveniente de que no retienen el agua y los elementos nutritivos se lavan con facilidad, por lo que los abonados se deberán fraccionar efectuando varias aplicaciones a lo largo del año.
Suelos calizos
La cal se encuentra comúnmente asociada con la arcilla u otros materiales a los cuales transmite un aspecto blanquecino y pulverulento; la reacción de las tierras calizas es natualmente alcalina. Si tienen una reacción muy alcalina, son impropias para la mayoría de los cultivos ornamentales. Son difíciles de trabajar en tiempo lluvioso pero muy fáciles en tiempo seco.
Suelos humíferos
Por definición, el humus es una materia oscura cuya formación es debida a la descomposición de materias orgánicas de origen vegetal (estiércol, paja, restos de cosechas) bajo la acción de los microorganismos del suelo. Pero de manera habitual se considera que el estiércol bien descompuesto, de origen tanto vegetal como animal, es el humus propiamente dicho.
El humus es indispensable para la fertilización de la tierra, retiene el agua de las lluvias o riegos y favorece la vida de los microorganismos del suelo. Tiene una reacción química ácida, lo que nos sirve para contrarrestar la alcalinidad de las tierras calizas.
Suelos mixtos
Son aquellos que tienen dos elementos dominantes, dando como resultado los llamados:
- arcillo - limosos
- arcillo - calcáreos
- areno - calizos.
Suelos francos
Los suelos francos son aquellos que resultan de la unión en partes proporcionales de los siguientes elementos:
- Cal              5 - 10 %
- Arcilla        10 - 20 %
- Arena        15 - 40 %
- Humus      10 - 30 %
Estos terrenos son los más apropiados para el cultivo de plantas ornamentales, césped, huerto familiar... en una palabra: su jardín, ya que poseen una buena retención de elementos nutritivos, buen drenaje, son fáciles de trabajar y ricos en humus.
En el caso de que su parcela no cuente con este tipo de suelo, tendrá que recurrir a las enmiendas del terreno mediante aportes de materia orgánica, arena o cal para poder conseguir el suelo más adecuado para el desarrollo de las especies vegetales.


CREACIÓN DE UN DISEÑO

Una vez comprobados el tipo de suelo y las condiciones climáticas, se debería llevar a cabo un estudio más detallado del emplazamiento. Evalúe el estado en que se encuentra cualquier construcción o plantas existentes dentro del jardín, para decidir si habría que incluirlas en el nuevo diseño de jardín, y mida el emplazamiento para proporcionarse un plano de base.


APROVECHAMIENTO DE LAS CARACTERÍSTICAS NATURALES
Opere siempre con las condiciones de partida, utilizando los elementos naturales del emplazamiento como parte del diseño. Las pendientes, bancales y cambios de nivel podrían ofrecer lugares para la construcción de terrazas, muros de retención, macizos escalonados, corriente de agua, o jardín de rocas, así como proporcionar buenos panoramas del jardín. Se pueden utilizar plantas tapizantes silvestres y bulbos para cubrir bancales umbríos y proporcionar color.
Las zonas con problemas de drenaje o de humedad constituyen un buen hogar para las plantas amantes de la humedad.


EVALUACIÓN DE LOS ELEMENTOS EXISTENTES
Confeccione una lista de las plantas longevas del jardín, identificándolas donde ello sea posible. Anote el estado de los árboles, arbustos, setos y plantas perennes, y también las del césped, y calcule en qué medida necesita podar y renovar. Después calcule los tamaños actuales y eventuales de los árboles y arbustos.
Haga una lista aparte de todos los elementos <<duros>> del jardín, tales como patios, muros, senderos, invernaderos, estanques y pérgolas. Indique la composición de estas estructuras, su condición y su aspecto.
Al preparar el plano del jardín, esta información le ayudará a decidir qué plantas tendrá que cambiar de lugar o cuáles eliminará, y qué elementos <<duros>> mantendrá o modificará.


MEDICIÓN DEL EMPLAZAMIENTO
Primero mida los límites del terreno, utilizando una cinta métrica de gran logitud. Si el emplazamiento tiene forma irregular, divídalo en pequeños sectores con puntos fijos precisos y mida cada sector individualmente.
CAMBIOS DE NIVEL
Si en el emplazamiento existen considerables cambios de nivel, indíquelo en el momento de la agrimensura, ya que el diseño nuevo podría tener que incorporar ciertos elementos para dar cabida al declive. En un jardín con una inclinación acentuada, puede resultar necesaria la construción de terrazas o muros de retención. Es conveniente conservar una inclinación suave en dirección opuesta a la casa, ya que facilita el drenaje del césped o de patio junto a la casa.
PREPARACIÓN DEL PLANO
Pase las medidas del emplazamiento al papel para crear un plano a escala básica del jardín; debería incluir todos los límites, junto con cualquier elemento que desee conservar del jardín existente, tales como árboles, arbustos, senderos y muros.
Bosqueje los elementos de diseño que considere esenciales, pero sea realista en cuanto a lo que pueda darle cabida en el jardín; de otro modo, el diseño podría resultar incoherente y confuso.
PERSPECTIVA Y PROPORCIÓN
Manipulando la perspectiva aparente y la proporción es posible lograr que el jardín parezca más corto y ancho, o más largo y angosto.
Los colores también pueden afectar a la sensación de distancia: los colores fuertes y cálidos acortan la perspectiva, ya que parecen adelantarse; los colores más fríos y neblinosos parecen retroceder.


DISEÑO DE LA PLANTACIÓN

Existen infinitos modos de cultivar y combinar las plantas decorativas, y hay muchos miles de plantas de fácil obtención con las que trazar un esquema.
Plantación formal o regulada:
Este tipo de plantación resulta apropiada para proporcionar un tema sencillo, simétrico y arquitectónico, con límites y setos divisorios recortados con precisión. Es posible incluir macizos, nudos o parterres, con plantaciones bien equilibradas y controladas dentro de los macizos, utilizando colores, formas y texturas.
Plantación enmarcada:
Este estilo, a veces utilizado en jardines grandes, también es fácil de modificar para emplazamientos más pequeños. El principio consiste en crear una estructura claramente definida por medio de setos, cercas o muros; habitualmente, las zonas intermedias entre éstos están divididas por una red de senderos sencilla, y a veces formal, que definen un marco para la plantación. El diseño es estructurado y ordenado, pero posibilita diseños de plantación muy diferentes dentro del marco.
Plantación libre y enmarcada:
Este estilo permite que la plantación fluya más libre y naturalmente que en los esquemas regulados o enmarcados. Encantador y desestructurado, a veces incluso un poco caótico, la plantación libre puede combinar una amplia gama de plantas de un modo atractivo e informal. Mientras que los aspectos relativos al equilibrio y a la uniformidad son incidentales, debería existir una sensación opulenta de profusión; y el efecto de la totalidad debería ser armónico, tanto en el color como en la forma.